La
Asociación YIHDES, buscando obtener la experiencia y opinión de diferentes
especialistas, entrevistó al historiador Francisco Quiroz Chueca, catedrático
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Universidad Antonio Ruiz de
Montoya. Doctor en Ciencias Sociales y especialista en la historia económica y
social del Perú y Latinoamérica entre la Colonia y la República. Ha sido
director de la Escuela Profesional de Historia de la UNMSM y presidió el V
Congreso Nacional de Historia. Es miembro de diversas instituciones académicas
peruanas y extranjeras ganando becas de estudio e investigación. Autor de
numerosos artículos en revistas y capítulos en libros, dirige la revista
electrónica Nueva Crónica.
¿Cómo
nació su motivación para decidir estudiar historia?
En
realidad yo estaba, como todos los jóvenes, siempre pensando que cosa
hacer. Provengo de una familia de
abogados, los dos abuelos abogados, hermanos mayores abogados y me intereso
siempre tres cosas: literatura, geografía e historia. Al final me decidí por la
historia en tanto que pensé que se puede hacer literatura y geografía desde la
historia y más difícil hacer desde otra. En la práctica tampoco fue muy fácil,
si he seguido leyendo como antes literatura pero la geografía me empezó a
interesar cada vez menos y menos, ósea no como admirarse de paisajes sino más
interesado.
Pero
por otro lado, también porque en mi casa estamos hablando de una tendencia muy
fuerte de letras. Como yo soy de los últimos, el último de los varones, siempre
me miraron como que yo debía ser o el médico o el ingeniero, porque en la familia
no hay. Entonces medico lo descarte rápidamente porque tengo fobia a la sangre
pero ingeniero no, creo que al final logré hacer prevalecer lo que yo quería
estudiar y eso es bueno para todos. Porque estamos hablando de los años 70,
donde ser historiador era, en broma, comer solo los primeros dos días del mes,
cinco días del mes y después que vas hacer, algo así. Me parece genial haber
hecho prevalecer esto, no me arrepiento desde ninguna perspectiva. Creo que
hasta volvería a ser historiador si es que volviera a nacer.
Desde que comenzó a
estudiar en San Marcos a la actualidad ¿cómo considera que ha evolucionado la
ciencia histórica en el Perú?
Bueno,
lo que pasa es que la historiografía ha cambiado no solamente en el Perú, en San
Marcos sino en todo el mundo. Yo me he formado más como un historiador que
piensa en las estructuras de la sociedad: la economía, las relaciones sociales
y las políticas de largo plazo. Sin embargo eso bastante ha pasado a ser una de
las tendencias que creo que se necesita vitalizarla más todavía. Ahora muchos
estudian coyunturas, estudian casos más concretos, estudian casos singulares
más que tendencias de largo plazo, más que las estructuras sociales junto con
las económicas y las políticas para poder entender. Hay cosas positivas por
supuesto en estas innovaciones, pero a mí me parece que no hay que olvidarse de
esta tendencia genérica por mirar más específicamente y preferentemente lo
puntual.
En su opinión ¿Qué características
contempla la investigación histórica que la diferencia de otras investigaciones?
Mira
no hay historia donde se carece de dos elementos: uno es la dimensión temporal,
la diacrónica. Es decir, el fenómeno entendido a través del tiempo, que cambia
a través del tiempo. Y lo otro es lo social, no se trata de cualquier fenómeno
sino tiene que ser un fenómeno social. Esto si es básico porque la historia no
estudia el pasado, la historia no estudia el tiempo, la historia estudia la
sociedad en el tiempo. Es muy diferente esto porque un estudio de las armas
antiguas, para mí no sería historia, sería un estudio para una oploteca, sería
un estudio para un museo, sería un estudio sobre algo concreto material. La
historia no estudia los elementos materiales solamente, si es solamente de eso,
no es historia.
Será
historia cuando se estudia la sociedad o digamos las armas en el sentido de ser
un artefacto, es decir hecho por la sociedad para la sociedad pero no las armas
como tal, como objetos materiales. Si la historia es el estudio de la sociedad
a través del tiempo y los cambios sociales a través del tiempo, cambios
significativos sociales a través del tiempo, entonces hay dos cosas: se identifica
fácilmente la historia pero además se identifica cualquier otro trabajo que no
sea formalmente de historia pero sí como que es de historia. Ósea, el trabajo
por más que lo haga un antropólogo de profesión, si tiene en cuenta el cambio
social a través del tiempo, es de historia por más que no tenga el rotulo de
historiador. Pero también esta lo otro, si el trabajo aunque sea de historiador
pero que no sea de cambio a través del tiempo, cambio social a través del
tiempo entonces no es de historia, puede ser cualquier otra cosa, no lo vamos a
discutir.
PREGUNTAS
SOBRE SU PERCEPCIÓN DEL ÁREA LABORAL:
Cambiando de tema ¿cómo
se inició en la docencia? y ¿qué ventajas se obtiene un historiador al ejercer
la docencia?
Empecemos
por la segunda, la gran ventaja que se tiene de la docencia es que permite la
investigación, es más exige la investigación. Claro tú puedes ser el profesor
que tiene sus apuntes amarillentos, puedes serlo y seguirás siendo siempre, pero
dejaras de ser historiador. La docencia, la buena docencia por supuesto, te
permite seguir investigando y te exige ser investigador pero hablo de buena
docencia no solo por a quien enseñas porque toda docencia es buena en ese
sentido, no es mejor una que otra. Pero la buena docencia en el sentido del
trato laboral porque si te van a pagar diez soles por hora, cuantas horas
necesitas una remuneración más o menos decente para vivir tú y tu familia. ¿Cuantas
horas al día? claro pero estas trabajando ocho horas al día, regresas sin alma
a casa y cuando podrás trabajar lo tuyo.
Entonces
a mí me parece que tiene que estar ligado a esto, tu pregunta tiene que estar
ligada a condiciones laborales. Un buen docente tendrá que ser aquel que puede con un horario decente y aceptable,
teniendo el tiempo suficiente para dedicarse a la investigación. Y eso no lo
dan normalmente los colegios nacionales y colegios particulares malos no te lo
dan, porque ahí es donde te pagan diez soles por una hora y terminas trabajando
demasiado. Lo que si te lo da es la universidad pero buenas universidades no
malas. Malas universidades no te pagan diez, de repente te pagan veinticinco, treinta
o algo por el estilo y tú no tienes como organizar tu tiempo libre entre
comillas. Entonces creo que la docencia tiene que ser en ese sentido buena para
ser de calidad porque si tú no investigas vas a ser un profesor de apuntes
amarillentos. En cambio si tú investigas puedes ser un excelente profesor del
nivel que sea.
La
primera parte de la pregunta se refiere a cómo llego y en realidad yo llego a
la docencia porque primero pude trabajar con el profesor Macera en el Seminario
de Historia Rural Andina hasta que tuve que salir de ahí porque era un
excelente trabajo, me ayudó muchísimo eso, pero pesimamente remunerado. Es más,
había meses que no me pagaban nada, me pagaban muy poco pero hasta meses
enteros que no me pagaban. Y como yo tenía esposa e hijo tuve que buscar un
trabajo que si tuviese plata pero precisamente usaba todo el tiempo libre para
investigar. Al principio entro a la docencia de un colegio, el colegio Franco
Peruano, que pagaban muy bien para mí que no tenía trabajo. Pero los mismos
profesores que tenían años se quejaban de todo eso, para mí era un paraíso pero
para ellos no.
Estuve
ahí dos años antes de cumplir, en ese entonces, los tres para poder ser ya nombrado
y a todos los que estábamos en esas condiciones nos sacaron. Pero paralelamente
entro a San Marcos, contratado en el año 85 a tiempo parcial con una
remuneración muy baja pero que sin embargo me ayudó muchísimo a empezar esta
tarea de trabajo universitario con muchas otras satisfacciones. Entonces del
año 85 al año 90 yo fui contratado a tiempo parcial con remuneración horrible,
entré al concurso. Y me parece excelente
porque dictar historia en una universidad pública te garantiza bastante la libertad no así en una
universidad privada, las privadas si tienen parámetros a pesar de lo que dicen de
San Marcos. Las universidades privadas, sobre todo las malas universidades, tienen
demasiados parámetros. Para empezar los cursos que dictas tienen sesgos, ósea
los dictas tu pero con un conjunto de otros profesores. En muchas universidades
no tienes la libertad para elegir temas o enfoques. Tengo también experiencia
en la universidad de los jesuitas, la Antonio Ruiz de Montoya y lo que puedo
decir es que los jesuitas son una orden que privilegia esta libertad, ellos
mismos lo ejercen y entonces nos dejan ejercerlas. Entonces ahí no hay curso
que todos tengamos que dictarlos igualitos porque eso en mala universidades te
hacen examen único y si hay eso todos los profesores tiene que estar en el
mismo ritmo y con los mismos temas, pero en este caso no.
En la actualidad un
número elevado de alumnos de últimos años y egresados de historia se dedican a
laborar en archivos ¿Por qué creé que sucedo ello?
Yo
lamento mucho eso porque se trata de una mala concepción de lo que es el
trabajo del historiador. El trabajo del historiador tiene cuatro ambientes, uno
es la docencia, otro es la gestión, otro es el trabajo en archivos pero el
principal es la investigación. La investigación es el principal, el que tiene
que ser la base de todo porque uno será mejor docente, como venimos diciendo,
si eres investigador, uno será mejor gestor si eres investigador y uno trabajara
en archivo mejor si eres investigador. Pero el problema con el archivo es que al
hablar de archivo uno tiene que estar refiriéndose principalmente al archivo
histórico no al archivo de gestión. No al archivo que puede tener una
institución pública privada económica que maneja sus papeles cotidianos que
necesita para los trámites que realiza, ese es el problema. Sería mejor si
fuese en archivos históricos pero no, casi el cien por ciento de los egresados
de historia se encuentra trabajando en archivos. El gran problema es que ahí se
quedan y entonces tú te encuentras con un egresado que tenía su proyecto muy
bueno pero diez años después y sigue en el mismo archivo donde trabajaba y eso
es bastante feo.
No
es malo trabajar en archivo, por supuesto, porque todo trabajo es bueno siendo
honesto, es dignificante pero para eso no es lo que has estudiado. Entonces
esto se privilegia porque hay una tendencia aquí en San Marcos, y en otros
lugares también, a pensar que el historiador hace bien las cosas si es que
entra a trabajar a un archivo. Lo que pasa es que como casi no hay carrera de
archivero, casi no hay, son muy pocos los que han desarrollado sus habilidades
según una instrucción formal en la Escuela Nacional de Archiveros o en el
exterior. Como casi no hay se suple con gente de historia que maneja la
documentación ósea tiene esas habilidades para manejar la información y
documentación así es que son contratados por los archivos. Y como trabajan en actividades bastante
importantes como son entidades grandes pueden salir ganando 1500 soles,
solamente habiendo egresado. Yo hubiese querido ganar eso al momento de salir
de la universidad, los hubiese necesitado realmente. Pero que sucede es que
esto está bien para iniciar y mientras tú haces la investigación para la tesis,
por ejemplo, pero no para quedarte. Pasan los años, tres años después sigues
ganando lo mismo, máximo te han aumentado por tus calificaciones pero diez años
después estas ganando solo 3000 y ahí llegaste a tu tope. Sobre todo en una
entidad pública donde tienes una escala de remuneraciones que es más inflexible
y lo que fue atractivo en un principio ya no lo es pero ya te quedaste.
Entonces
a mí me parece que es un buen trabajo inicial, además con la condición que no
sea como mucha gente termina siéndole, sabe cuándo llegar al trabajo pero no
sabe cuándo salir. Sabe que a 8:30 am tiene que entrar al trabajo pero no sabe,
siendo las 7 pm, que de repente va a salir o no. Siendo un trabajo de
transición hacia una madurez me parece que tiene que ser también un trabajo que
permita esa transición, es decir terminar la tesis, concluir los estudios si
todavía falta algo y hacer una maestría, por ejemplo. Sobre todo ahora maestría
que se necesita para ser profesor universitario, entonces trabajas en un
archivo mientras haces la maestría con los estudios y la tesis; ahora sí, chau
archivo, me voy a una universidad para poder encontrar un trabajo.
Justo mencionó un tema
muy interesante para nosotros con la gestión cultural, ¿cómo se está abriendo
el campo laboral de la gestión cultural para los egresados en historia?
Es
muy importante porque yo creo que todavía la sociedad tiene que abrirse, se
abierto mucho más de lo que antes existía. El tema está en que a mí me parece
que todo gobierno local, municipal, distrital, provincial, regional,
instituciones necesitan tener algo así como asesores culturales, todos. Que
estén pensando todo el año que hacer como proyección a la sociedad, como
responsabilidad social. Inclusive las entidades económicas privadas necesitan
esta responsabilidad y uno de los gestores, no el único, porque también puede
ser un historiador, también podría ser un arqueólogo, un antropólogo, un sociólogo
pero digamos que uno de ellos es un historiador. El tema está en que no todas
las entidades entienden la necesidad de aportar algo a la sociedad, devolverle
algo a la sociedad desde la perspectiva de una gestión cultural.
Inclusive
no todos los municipios o gobiernos regionales tienen esto, donde sea un
historiador, arqueólogo, antropólogo el que conduzca la gestión, es decir
actividades de extensión cultural para la sociedad. Inclusive también debería poder
ver un calendario cívico en la localidad para ver que se acerca el aniversario
de fundación, entonces hay que ver cómo hacemos para mantener una serie de
actividades que permitan mantener la memoria colectiva del pueblo, de la
provincia, distrito, región o departamento. Entonces yo creo que se ha abierto
mucho más, estamos mucho mejor pero una
de las tareas que yo le digo a los estudiantes es que cada quien tiene que
tratar de abrirlo. Es decir, presentarse y tocar la puerta de tu municipio
donde naciste, de tu familia o donde vives y decirles: “oye mira, yo vivo aquí,
soy de aquí, soy historiador” y cuando te digan: “¿y eso que significa?” explicarles:
“mira, yo he visto que no tenemos en nuestro municipio [o distrito] un programa
cultural ¿qué te parece si lo hago?”. Entrando, abriendo el mercado, creando el
mercado, creando las necesidades y solucionándoles los problemas a una
burocracia que no entendía y por eso no lo hacía.
Pero la burocracia
también entiende cuando no ve su cargo amenazado si entiende y apoya. Lo único
que si recomiendo es en campaña electoral no ir porque todos los candidatos te
van a prometer: “Si eso lo hacemos, por supuesto, excelente idea, ven a
buscarme”, apenas ganan vas a buscarlos y no están, para ti no están. Porque es
mal momento, hay que escoger en los momentos pacíficos, digamos. Apacibles en
el sentido que no hay una ninguna urgencia, todavía queda todo un año para la
celebración. Ahí es donde decimos: “mira este año no se hizo nada porque no
hacemos el próximo año, te puedo ayudar en esto, te soluciono el problema”, claro
no decirlo tan directamente pero al alcalde decirle: “mira tú te puedes ganar
el cielo con las aves marías que yo voy a rezar”, algo así.
Profesor Francisco Quiroz Chueca
Foto tomada de César Ayala Diago
Entonces se podría decir
que este sería el nuevo reto al que se enfrentarían los egresados en historia.
Es
un nuevo reto no para historia solamente, para todos. Es un reto bastante
simpático porque yo prefiero que en muchacho este en cuatro paredes
burocráticas que en cuatro de un archivo. Es decir, ahí por lo menos tienen más
posibilidades de ser creativos, de hacer un parque histórico en tu distrito, de
crear una biblioteca histórica también que influya lo histórico y hacer un
programa con los colegios. Hacer un programa de los famosos miércoles o jueves
culturales, sábados, tarde culturales en el distrito, donde puede no ir mucha
gente pero si va algún interesado y visitar los colegios, ahí hacer las cosas
con los profesores y estudiantes. Ver las instituciones que hay en la
localidad, tratar de animarlas para que se incluyan, aunque sea pagando un
poquito los costos. Pero eso es mucho mejor y aprendes mucho más que cuatro
paredes.
Yo creo que si hay mucho potencial en esto, es más existen normas que
te apoyan en esto porque en educación se obliga a tener contenidos locales que
no existen hechos. Entonces arqueólogos, antropólogos historiadores,
sociólogos, podríamos trabajar en esto para municipios, es decir: “Mira, la ley
dice que el 30% de los materiales de los contenidos de los cursos tienen que
ser locales. Ustedes tienen poetas, tienen narradores, tienen una geografía, tienen
una economía, tienen historia, tienen tantas cosas. Nosotros vamos a determinar
eso para poder trabajarlo”, eso sería genial, lo pueden hacer ahora. Yo creo
que hay que sensibilizar como se dice, sensibilizar al burócrata para que el
burócrata entienda que lo que tú estás haciendo no es venir a complicarle la
vida, ni a quitarle el trabajo, sino más bien facilitarle las cosas.
PREGUNTAS
SOBRE EL CONTEXTO ACTUAL:
Profesor, ¿cuál es su
opinión sobre la propuesta de crear el Colegio de Historiadores?
Por
ahí viene el caso, el problema está en dos cosas: uno es que existen colegios
de todas las especialidades menos de historia. Y dos, en ninguna parte, casi,
del mundo hay colegios de historiadores, nosotros seriamos el único o casi el único.
Entre estos dos extremos, donde técnicamente un colegio sería positivo, es más,
cuando le pregunten en la mesa directiva del congreso en un momento: “esta este
proyecto de la creación de un colegio para los historiadores” lo más probable
es que todo el mundo vayan a votar a favor pensando pobrecitos los
historiadores no tenían colegio, felizmente van a tener. Porque uno siendo
abogado, siendo psicólogo, siendo periodista, siendo trabajador social, siendo
arqueólogo van a pensar que todos estos legisladores: “claro, tenemos y ojala
los historiadores también tengan el suyo y que funcione bien”.
¿Cuál
es el problema de esto y por lo cual yo me opuesto, y me sigo oponiendo? Tiene
una ventaja que es la más fundamental que es trabajo no garantizado pero por lo
menos cuando una entidad pública necesite de un historiador no vaya a recurrir
a un antropólogo, ni a aun arqueólogo, ni aun sociólogo ni menos a un xx. Con lo
cual al historiador lo van a solicitar, esa es la gran ventaja. Las otras
ventajas aducidas, en realidad se suplen con asociación de historiadores no con
un colegio de historiadores; las otras ventajas son aglutinar a los
historiadores. Es decir, como que los historiadores estemos organizados, nos
conozcamos, tengamos actividades conjuntas, que apoyemos ciertas iniciativas
como la creación de un museo, como que los archivos funcionen de una forma. Que
no haya un jefe de un archivo por ahí que no esté haciendo las cosas bien y
protestar nosotros. Porque ahora hay algo así en algunas provincias, entonces
hay que decirle “tienes que actuar bien”, ¿cómo lo haces? el colegio de
historiadores pero también los puedes hacer en una asociación de historiadores.
Que necesitamos tener, digamos, congresos y esas cosas, el colegio pero también
lo puede hacer una asociación de historiadores. Ósea la única ventaja seria
laboral, que es importante sobre todo para la gente joven que empieza para que
te contrate el municipio o el ministerio.
El
gran problema de esto es que hay un tema que va más allá de lo laboral. No es
como dicen algunos que se oponen porque el colegio te impone parámetros para
hacer ejercicio de la profesión. No es así, esas son exageraciones de gente que
también está en contra; si uno lee el proyecto de ley se va a dar cuenta que no
existe eso. No es que el colegio meta sus narices en lo que tú estás haciendo, que
vas a investigar, que vas a publicar, no. Lo que si hay es que el colegio, como
otros colegios, tiene que velar el correcto desempeño profesional pero eso no
significa que tienes que hacer una historia determinada. Lo único que significa
es que tú vas a estar en salmoera en caso que cometas alguna irregularidad.
Ahora que pasa que cualquiera de estas irregularidades, a mí me parece, no necesiten
la existencia de un colegio, como por ejemplo, plagio. Tú no necesitas el
colegio para ver ese caso porque plagio es un delito que afecta a cualquiera,
sea o no sea colegiado. Abusos de autoridad, abuso sexual, acoso sexual por
ejemplo, no tiene por qué verlo el colegio. En realidad se estaría creando un
colegio para ver este tipo de cosas para que haya una suerte de tribunal de
ética profesional. El colegio lo que tendría que hacer es sancionar y
recomendar el retiro del título profesional que tienen un profesor que ha
plagiado o que está abusando de otra manera.
Pero
eso sencillamente lo puede hacer un tribunal del Poder Judicial, ósea yo no veo
la necesidad. Lo único que sí creo es que la sociedad tiene que sensibilizarse
más para que principalmente las instituciones y la sociedad en su conjunto vean
a los historiadores como profesionales que puedan cumplir plenamente las
actividades que se les encomiendan. Porque al final de cuenta el colegio no
garantiza el trabajo, si van a contratar a alguien va a ser porque la carrera
está muy bien vista y ese historiador está bien visto, tiene sus méritos y no
por ser colegiado. Ósea es poco lo que en realidad aporta un colegio a
conseguir un trabajo a los historiadores.
Hasta el momento con el
actual gobierno ¿qué acciones ha implementado el Ministerio de Cultura para el
desarrollo de la ciencia histórica?
En
realidad este gobierno, como otros, ha visto esto desde una perspectiva
tecnocrática. De hecho, los representantes, los jefes de archivos históricos
son mucho más técnicos que historiadores. No tenemos un gran apoyo desde esta
perspectiva y no sé si corresponda. En el sentido de poner a un historiador en
la Biblioteca Nacional sea completamente mejor que tener a un bibliotecólogo.
No me refiero a personas, sobre todo pensando en que medidas estarías apoyando
la historiografía si estas colocando a historiadores en un puesto como este. No
estoy muy seguro. En ese sentido si te colocan en puesto como tal, más que por
tus condiciones de historiador, por tus vínculos sociales, vínculos amicales, institucionales,
más que por tus méritos. Ahí no es tanto el amor a la historia, al historiador
como una tecnocracia que está demasiado ligada a vínculos extra laborales,
extra profesionales. Decir que el Estado pueda apoyar la historiografía en
realidad, más debería apoyar a las instituciones que nos sirven: bibliotecas,
archivos, museos, universidades. Esa es la labor, pero lo está haciendo y
siempre será insuficiente.
Una última pregunta, a
puertas del bicentenario ¿qué cambios de interpretación histórica se han
producido respecto a la visión de la independencia del Perú?
Yo
creo que todavía seguimos bastante atados a la idea de hace 50 años, es decir si
el Perú se independizo o no, ósea si nos independizaron o nos independizamos. En
otras palabras las investigaciones parten de esa idea, tratar de demostrar una
idea u otra, pero ese es el empuje inicial. Ahora lo que ha cambiado y hay una
tendencia sobre esto, principalmente conservadora, es tratar lo siguiente: uno,
mostrar a Lima como protagonista de la independencia, cosa que siempre se ha
negado. Lima no tuvo una opción separatista, siendo al final de cuentas le cayó
del cielo. Y lo otro es la radicalidad del cambio, ósea el grado del cambio,
hasta donde se llegó. Es decir, la idea es uno, mostrar a Lima como gran
protagonista y dos mostrar ese fenómeno como si fuese un cambio radical, inclusive
lo llaman revolución, la revolución de la independencia.
Es
un término que lo utilizan desde siempre los norteamericanos, es un término que
en América Latina lo usaban solamente los argentinos, La Revolución de Mayo.
Pero se está extendiendo y al Perú lo quieren incluir en esto como si al hablar
de la independencia seria la revolución de la independencia que en realidad habría
que ver en qué medida los cambios producidos fueron tan radicales como para
aceptar que fuera una independencia revolucionaría. Yo tengo mis dudas sobre la
radicalidad, si bien es cierto si es claro que el Perú cambia de ser una
colonia a ser un país independiente, cambia de ser una monarquía a una
república pero la radicalidad de estos cambios no me convencen mucho como para
pensar que fuera una revolución, más bien lo niego.
Algunas palabras finales…
La historia es una
disciplina que debe asumirse con seriedad por eso es que se estudia en la
universidad. Hasta ahora no tenemos un Colegio de Historiadores, nadie puede
ser acusado de meterse en la historia legalmente, a nadie le pueden decir “oye
tú no puedes ser historiador porque no has estudiado historia”, pero eso no quita
que para ser historiador necesitas tener una formación académica al igual que
otras disciplinas: la arqueología, la sociología, la antropología, para algo
vas a la universidad. Porque tú puedes ser un arqueólogo práctico pero lo que
te falta es la metodología de trabajo y eso también pasa en historia. Por eso
yo creo que hay que asumir la historia como una actividad profesional, estoy en
contra de la colegiatura de la historia pero eso no quita que sea una profesión
eso no quita que sea un conocimiento científico social, es una ciencia social.
No quita que tengamos normas de ejercicio de la historia y eso se aprende en la
universidad, para eso estamos en la universidad. A los pos-modernos que dicen
que cualquiera puede hacer historia, que hacen en la universidad entonces, ¿por
qué están en la universidad?
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